Las 4 visitas de Strauss a Barcelona

Strauss, Richard Strauss (1864–1949). No de “los Strauss” de los valses que podemos escuchar cada 1 de enero en el famoso concierto de Año Nuevo. Una figura de la composición y de la dirección de orquesta muy importante a principios del siglo XX que visitó Barcelona hasta en 4 ocasiones. ¿Por qué tuvo tanto interés por la ciudad? ¿Qué lugares visitó en su estancia? ¿Qué relaciones tuvo con los músicos de la zona?

1ª visita – noviembre 1897

Con tan solo 33 años, Richard Strauss llegó a Barcelona por primera vez en noviembre de 1897, invitado por Antoni Nicolau, a quien había conocido en París. Nicolau, un gran admirador de la música de Strauss, le propuso estrenar algunas de sus obras en su ciclo de conciertos del prestigioso Teatre Líric. Era el teatro más importante de Barcelona después del Gran Teatre del Liceu. Estaba situado en la esquina de las calles Mallorca con Pau Claris. Inaugurado en 1881, tan sólo estuvo abierto 19 años. Cerró sus puertas en 1900.

Strauss llegó en el Tren Expreso procedente de París a la actual Estación de Francia, que en ese momento aún era el edificio antiguo. La estación fue inaugurada el 22 de julio de 1854 como la terminal de la línea de Barcelona a Granollers. Inicialmente, se denominó Barcelona 2, siendo la segunda estación construida en la ciudad después de la de Barcelona-Mataró. Sin embargo, la gente la conocía popularmente como la estación de Granollers y, a partir de 1878, se le llamó estación de Francia, cuando la línea de Barcelona-Granollers se extendió hasta la frontera.

Durante su estancia, se hospedó en el Gran Hotel Inglaterra, un lujoso hotel recién inaugurado en la calle Pelai. Este hotel, con su ascensor eléctrico y tarifas a partir de 10 pesetas diarias, representaba lo último en comodidad, modernidad y exclusividad. A partir de finales de 1917, el Gran Hotel Inglaterra en la Plaza Cataluña se convirtió en el Hotel Bristol, hasta que en 1927 Telefónica construyó allí su edificio central.

Los conciertos fueron los días 11 y 14 de noviembre, donde Strauss dirigió un programa que incluía su propia obra, el poema sinfónico Don Juan, así como el Mephistowalzer de Liszt y la Tercera Sinfonía de Beethoven. Los precios de las entradas eran de 1 peseta la entrada general, 3 pesetas la galería, 6 pesetas la butaca y 45 pesetas el palco. En comparación, una entrada a una función en el Teatro Principal costaba solo 50 céntimos. En la prensa de aquel año se pueden ver anuncios de venta de camas por valor de 17,50 pesetas. Así que con la entrada de palco de aquel concierto te podías comprar 2 camas.

2ª visita – marzo 1901

El primer día de marzo del 1901 Strauss pisó por segunda vez la ciudad de Barcelona. Llegó nuevamente en el expreso procedente de Francia. Ya en un nuevo siglo, pero tan sólo cuatro años después de la anterior visita.

En esta ocasión, Antoni Nicolau le invitó a participar en uno de los conciertos del ciclo de Cuaresma del Gran Teatre del Liceu. Celebrado el 3 de marzo a las 21:00h, fue un verdadero éxito. El programa incluyó la Séptima Sinfonía de Beethoven, así como varias de sus propias composiciones, como Don Juan, Las Aventuras de Till Eulenspiegel, Don Quijote, Muerte y Transfiguración, y Una Vida de Héroe. Además, el Orfeó Català interpretó su obra coral Al Atardecer. El éxito fue tan rotundo que se programó una nueva sesión el 6 de marzo, demostrando una vez más la profunda conexión de Strauss con el público barcelonés

De esta segunda visita nos ha llegado testimonio del propio Strauss donde menciona otros lugares que visitó en Barcelona. Un domingo se dio un tranquilo paseo por el barrio Gótico que le pareció “sencillamente delicioso”. Después fue a comer al Tibidabo, luego le llevaron a los toros y por la noche asistió a un concierto del Orfeó Català. En resumen, con sus propias palabras “pasé de los toros a La Misa del Papa Mercelo

3ª visita – mayo 1908

En mayo de 1908, Strauss visitó Barcelona por tercera vez, esta vez invitado por Lluís Millet. El compositor llegó para participar en una serie de conciertos en el recién inaugurado Palau de la Música Catalana, apenas abierto al público tres meses antes. Los conciertos se llevaron a cabo los días 15, 16 y 17 de mayo, con la Orquesta Filarmónica de Berlín.

El programa incluyó obras como Venusberg de la ópera Tannhäuser y el preludio de Tristán e Isolda de Wagner, la Sinfonía Heroica de Beethoven, y varias de sus propias composiciones, incluyendo Muerte y Transfiguración y Don Juan. Esta visita también destacó por la estrecha amistad que Strauss mantenía con Lluís Millet y Amadeu Vives, una relación que perduró a lo largo de los años, como demuestran las numerosas cartas intercambiadas entre ellos.

4ª (y última) visita – marzo 1925

La última visita de Strauss a Barcelona tuvo lugar en marzo de 1925, cuando tenía 61 años. El contexto de esta última visita era bastante diferente, ya que Europa se estaba recuperando de la devastación de la Primera Guerra Mundial y estaba en el período de entreguerras. España, aunque neutral en la guerra, había experimentado tensiones internas y estaba en camino a una dictadura bajo Primo de Rivera, lo cual contrastaba con la efervescencia cultural que Strauss experimentó en Barcelona.

En esta ocasión, su estancia se extendió más días y estuvo marcada por el «Festival Strauss«, que se celebró durante tres días en el Palau de la Música Catalana. El 12 de marzo, Strauss dirigió un concierto con la participación de Frederic Longàs al piano y Enric Casals al violín, interpretando Don Juan, El Burgués Gentilhombre y Vida de Héroe. El 15 de marzo, el programa incluyó Las Aventuras de Till Eulenspiegel, la Suite de Couperin y la Sinfonía de los Alpes. Finalmente, el 17 de marzo, la soprano Mercè Plantada se unió para interpretar Muerte y Transfiguración, varios Lieder y la Sinfonía Doméstica.

Durante esta visita, Strauss también asistió a un concierto de la Banda Municipal de Barcelona en la Plaza Reial, donde quedó tan impresionado por su calidad que pidió dirigir un concierto con ellos. El 19 de marzo, dirigió un concierto improvisado en la Plaza de Sant Jaume, que culminó con una ovación y un emocionado Strauss levantando el brazo y gritando «¡Viva Barcelona! ¡Viva Cataluña!». Antes de partir, fue homenajeado por Joan Lamote de Grignon y los miembros de la Banda Municipal, quienes le obsequiaron con un pergamino firmado por todos.

Esta fue la última visita del gran músico del siglo XX pero no la última vez que su música se pudo escuchar en Barcelona. En la actualidad nuestras grandes salas musicales como el Palau de la Música Catalana, L’Auditori de Barcelona y el Gran Teatre del Liceu, continúan programando las obras de Strauss en cada nueva temporada.