Barcelona seduce cada vez más con restaurantes que se encaraman a las alturas: auténticos balcones gastronómicos que permiten saborear platos de todo el mundo mientras la ciudad se despliega a vista de pájaro. Desde terrazas de hoteles de lujo hasta cubiertas de edificios históricos, estos espacios ofrecen una panorámica que cambia según la hora del día. Suaves amaneceres, atardeceres dorados y noches iluminadas se convierten en el telón de fondo perfecto para una velada que va más allá de lo que hay en el plato.
El ambiente se adapta al momento: desde un almuerzo informal, una cita romántica al atardecer, hasta un brunch con amigos. Muchos apuestan por productos de proximidad y propuestas que mezclan tradición y creatividad. Cenar en uno de estos restaurantes es también descubrir Barcelona desde una nueva perspectiva, con vistas que abarcan desde el mar hasta las montañas, y un servicio atento y profesional.
Con vistas al mar
Azul Rooftop (Pg. de Joan de Borbó, 101), situado en la octava planta de un edificio con vistas al Mediterráneo, es uno de esos rincones que hacen que el tiempo se detenga. Esta propuesta del chef Romain Fornell combina la cocina mediterránea con toques de inspiración francesa en un ambiente sofisticado que se transforma a lo largo del día. La carta, pensada para compartir, destaca por la calidad del producto local y las elaboraciones a la brasa. Platos como el solomillo de buey de Girona con salsa Café de París o las gambas rojas de Palamós se maridan con cócteles de autor mientras la brisa marina acompaña la sobremesa. Al ponerse el sol, el espacio se convierte en perfecto para una cita especial o un encuentro entre amigos con estilo, con música en directo y sesiones de DJ. Además, los fines de semana se organizan eventos temáticos que incluyen brunches con música y cocina en directo.
También con vistas al mar, pero desde una perspectiva más elevada, Noxe (Plaça de la Rosa dels Vents, 1) domina la costa desde el W Barcelona. Este night-club y restaurante asiático combina cocina de inspiración nipona con productos de proximidad en un espacio que respira elegancia internacional. Platos como la tempura de langostinos, la vieira a la robata o el uramaki relleno de anguila son algunas de sus propuestas más celebradas. Todo ello se puede acompañar con cócteles de autor, mientras la ciudad se ilumina a sus pies. Las noches de viernes y sábado, la música de los DJ residentes transforma el ambiente en una fiesta elegante que se prolonga hasta bien entrada la madrugada.
Las mejores vistas urbanas
El restaurante Maymanta (Pl. de Pius XII, 4), situado en la última planta del Grand Hyatt Barcelona, ofrece una panorámica sorprendente de la ciudad. El chef Omar Malpartida traslada aquí la esencia de la cocina peruana con platos que conectan con los Andes, la Amazonía y la costa del Pacífico. El ceviche clásico, el tiradito con leche de tigre o las costillas bachiche cocinadas a baja temperatura son algunas de las propuestas más demandadas. Todo ello con una puesta de sol que se puede disfrutar desde el interior o en la terraza exterior, mientras se descubre una Barcelona que se extiende hasta el mar.
Muy cerca de la estación de Sants, Nobu Barcelona (Av. Roma, 2) también sorprende con una panorámica de 360º. El chef Nobu Matsuhisa trae a Barcelona su cocina de inspiración japonesa con toques peruanos, con platos como el famoso bacalao negro con miso, el sashimi de atún con trufa o el tiradito de vieira con yuzu. Además del restaurante, el hotel cuenta con una terraza que es la más alta de la ciudad y que, al atardecer, se convierte en un punto de encuentro elegante para degustar edamame picante, cecina de wagyu o croquetas de bacalao negro con conciertos en directo. Un espacio que atrae tanto a locales como a visitantes que quieren descubrir la ciudad desde una perspectiva singular.
Por último, en el corazón de la ciudad, Casa Luz (Ronda Universitat, 1) se convierte en una de las opciones más acogedoras. Situado en el ático del hotel Sonder Casa Luz, este restaurante recuerda al interior de un piso barcelonés con luz natural, detalles de madera y un ambiente relajado. La cocina, liderada por Tomás Abellán, se inspira en la tradición mediterránea con productos de temporada. Platos como el trinxat de la Cerdanya con setas o la berenjena estilo Shunka son algunas de sus propuestas más aclamadas. La terraza ofrece una magnífica vista sobre los tejados del Eixample, con el Tibidabo coronando el horizonte. Un lugar que invita a alargar la sobremesa con una copa de vino natural mientras Barcelona se despliega a la vista.
Con panorámicas que deslumbran y ambientes que se transforman según el momento, estos restaurantes de altura se convierten en el marco perfecto para una experiencia donde ciudad y gastronomía se funden en un solo escenario.