El artista barcelonés Joan Miró es uno de los grandes exponentes del surrealismo. Un artista multifacético que destacó como pintor, escultor, grabador y ceramista.
En plena Segunda Guerra Mundial Joan Miró abandonó su exilio en Francia y se instaló en Palma de Mallorca. Tanto los años en Mont-roig como en Mallorca se quedaron fijados en su córtex como “sus momentos más felices” y el arraigo a esos paisajes permaneció en él todos los días de su vida. Algo que, como no podría ser de otra manera, quedó reflejado en su obra.